Antes de entrar en materia quería dedicar una entrada a la defensa de la filosofía sofista por dos motivos distintos: 1) el maltrato y desprecio que usualmente recibe dicha filosofía, a mis ojos, tan válida, coherente y consistente como la de sus principales rivales (a saber, Sócrates y Platón); y 2) mi predilección personal por la misma.
Cierto autor (de nombre Whitehead) dijo una vez que la Filosofía Occidental no era más que una serie de notas a pie de página de los “Diálogos” de Platón. Platón, heredero intelectual de Sócrates, triunfa en su tarea de difundir el pensamiento idealista de su maestro: existe una “Verdad” (con mayúscula) y el hombre, con suficiente esfuerzo y tesón, puede llegar a alcanzarla. A partir de entonces la Filosofía se constituye básicamente como una serie de esfuerzos para conseguir tal objetivo: llegar a esa Verdad, perfecta, inmutable, eterna… que nos proporcionará la respuesta a todas nuestras incógnitas de una vez para siempre.
Los sofistas, como antítesis de dicha propuesta, son desprestigiados y relegados a un plano en el que únicamente sirven como “sparrings” o “sacos de boxeo” para el entrenamiento y perfeccionamiento de la “verdadera Filosofía”. Los sofistas, esos extraños hombres que creen que la “verdad” (esta vez con minúscula, ya que no creen en una “Verdad” con mayúscula) es un concepto puramente humano e imposible de determinar objetivamente, pasan a ser definidos como “falsos filósofos”, como aquellos que alientan a los hombres a mentir, a engañar y manipular a los demás, alejándolos de la sempiterna y bella “Verdad”. Solo que los sofistas no creen en la verdad ni en la mentira y por ello no se sienten culpables al enseñar que todo es relativo y que cada opinión es tan válida como cualquier otra porque ¿quién puede determinar cuál es la verdad y si realmente la hemos alcanzado?
Los sofistas fueron pensadores reputados, de gran fama y talento (algunos de ellos destacaron incluso en otros terrenos distintos al filosófico) que deben ser considerados como portadores de una filosofía distinta y opuesta a la defendida por Sócrates y posteriormente Platón, pero igualmente válida que la de estos. Que yo sepa, hasta la fecha nadie puede determinar objetivamente que esté en posesión de la “Verdad” (aunque muchos así lo crean) y a día de hoy, la Filosofía ha avanzado más hacia el terreno en el que se movieron los sofistas (relativismo, irracionalismo, subjetivismo, escepticismo…) que hacia el de aquellos que fueron sus oponentes intelectuales.
¿Quién puede determinar que exista una única “Verdad”? ¿Cuántos hombres (con sus religiones, ciencias, creencias, certezas, etc.) creen estar en posesión de dicha “Verdad” sosteniendo posturas diferentes y contrarias entre sí? Incluso aunque se determinase que esta existe ¿Cómo podríamos estar seguros de haberla alcanzado? ¿Podría expresarse en términos humanos tal “Verdad”? Y así podríamos hacernos miles de preguntas al respecto que no acabarían de determinar si los sofistas o Sócrates tenían razón, puesto que estas son cuestiones abiertas al debate cuya respuesta dependerá de la postura o presupuesto filosófico del que partamos.
Hay que tratar de ver la Filosofía con ojos cristalinos y libres del dogmatismo (el dogmático cree que está en posesión de una verdad absoluta, de la que no podemos dudar, la cual sostiene de forma, generalmente, acrítica. Es decir, el dogmático no se plantea jamás que dicha "verdad" pueda no serlo) y la creencia ciega en tal o cual pensamiento que se imponga como la “verdadera Filosofía”. Si para algo sirve el pensamiento crítico (objetivo primordial de la Filosofía) es precisamente para eso, para salir del dogmatismo y la credulidad típica de aquel que no se plantea jamás aquello que piensa y lo toma como certeza absoluta e inamovible. Permitámonos dudar y tratar de ver la posibilidad de ser de otros pensamientos distintos al que sostenemos porque quizás, quién sabe, a lo mejor hasta aprendemos algo por el camino y estamos más cerca de esquivar nuestra propia ignorancia.
"La vida es parecida. Le damos un sentido dependiendo de nuestro punto de vista.
Solo la sabiduría, como la luz de la vela, puede aportarnos una visión global de la existencia.
Y la llave de la sabiduría es la duda.
Si dudaras un poco, seguro que serías menos pretencioso"
Marjane Satrapi ("Pollo con ciruelas")
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